martes, 29 de mayo de 2012

Este texto lo revivo hoy, para compartirlo con ustedes, pues fue escrito hace varios años....




Camino por oscuros valles y frondosas colinas conocidas; ellas siempre me invitan a ir más allá. Mis manos traspasan fronteras tibias y húmedas, mis piernas trepan, retroceden y avanzan; todo mi cuerpo es una batalla. Latidos, la sensación que traspasa la barrera de mi piel. Movimientos rítmicos, el fruto de esta lid.


...Me place, me llena, me transporta, me lleva...


Soy un guerrero sin espada, que recogió el pañuelo; mi sed es ser traspasada y presa rebelde. El camino me hace suya, me envuelve y extravía -Ya no sé dónde estoy-. Mi cabeza da vueltas, las uñas se entierran en la roca más firme y segura; temo seguir, pero mi cuerpo me ruega avanzar. La luz penetrante me llama, el viento susurra frases perversas en mi oído. Mi voz lanza gritos indebidos, pide ayuda, gime, llora, calla...


Un suspiro se desvanece y cae en mí... es el viento que cesa. Mi corazón aún siente las pulsiones del camino, pero todo se ha consumado. Una nueva flor bajo mi tierra, quiere florecer, un nuevo impulso de vida, quiere caminar y sentir ... la batalla se acaba, llega la paz.